Videojuegos: un espectáculo subjetivo

Los videojuegos, como el cine de terror tal y como lo plantea Carroll, son una experiencia que exige la percepción única de aquellos a quienes se dirige, no solo para ser interpretado y consumido (que eso le pasa a cualquier obra expresiva pop), sino también para definirse y establecer las claves de esa interpretación. Es decir, el jugador y su percepción es un elemento más de los que componen el videojuego, paralelamente a los formales y tecnológicos. Y por tanto, la sombra que pervierte el efecto bidimensional del Arkanoid y que yo detecté en su día es bastante más que un recurso gráfico: es una proyección del jugador.


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