Montaje : Edurne Rubio.
Cámara y post-producción vidéo : Vasco N. Riobom
Captación y post-producción audio : Nuno Aragao
Con : José Portilhio, Kinga Azeredo, Joana Providencia, José Sousa, Eurico
Cabral, Angelo de Sousa, Marta Almeida et Joao Brites
La Fundaçao
Serralves fue creada en 1986 con la compra de la Casa Serralves.
Esta casa de estilo modernista fue propiedad de Carlos Alberto Cabral, segundo
Conde de Visela, el cual la mando construir participando activamente en el
proyecto junto a arquitectos y decoradores. Las obras se llevan acabo entre
1925 y 1944 y el Conde vivió en la casa con su esposa y criados hasta que, a
principios de los 50, se vió obligado a venderla al empresario Delfín Ferreira.
Más tarde, el estado compró la propiedad a los herederos de este último y es en
1987 cuando el espacio de la Casa
de Serralves abre sus puertas al público con una primera exposición. La Fundaçao construye en
1999 un nuevo Museo de Arte Contemporaneo en el parque de Serralves, y la casa
pasa a ser un espacio complementario del museo. Hoy en día, además de las
exposiciones temporales, es utilizada a menudo como espacio de alquiler para
empresas, congresos, cursos… El edificio no ha sufrido hasta ahora ninguna
transformación, cumpliendose así, el deseo inicial del Conde Visela.
El formato de la obra es una video-instalación compuesta por cinco películas
proyectadas simultaneamente en las paredes del antiguo salón de la casa. Cada
proyección es una imagen - la imagen de las personas entrevistadas- que fue
filmada en el mismo lugar en el que es proyectada, a escala real 1/1. La obra
no se presenta como una instalación en loup sino como un evento, el público es
invitado a una hora precisa como si de un performance se tratara.
Entre las personas entrevistadas se encuentran el sobrino y el jardinero del
Conde de Visela; una ciudadana de Porto cuya familia pertenece a la burguesía
de la ciudad; una curator, un montador de exposiciones y un vigiliante que
trabajan para la Fundaçao
y naturalmente artistas, un artista visual que utilizó el espacio haciendo
abstracción del hecho de que fuera una casa y una coreógrafa que creó una pieza
especial para el lugar.
Todos ellos explican la sala en función de su vivencia personal. A través del
montaje, se crea un diálogo ficticio entre estas personas que sin embargo
fueron entrevistadas individualmente. El resultado es una reflexión colectiva
sobre lo que es una casa y lo que es un museo.