… La máquina de la verdad (el detector de mentiras)…
Se trata de Learning to Imitate, una performance de Yael Davids.
Es una performance que no he visto. La mayoría de las obras de arte que conozco no las he visto en “vivo y en directo”, no ya las performances, igualmente una pintura, un dibujo, da lo mismo, ni siquiera su documentación articulada a posteriori por el o la artista. Conozco las piezas por las reproducciones en libros, en catálogos, en Internet... Se me olvida la mayor parte de las veces que mi reconstrucción en la memoria de las obras se hace a partir de documentación, información de segunda mano, confundo el documento de referencia con la obra misma.
En una alegoría que Eve K. Sedgwick utiliza con gracia infinita en “Pedagogy of Buddhism” en Touching Feeling y que tomaré prestada, Sedgwick nos habla de su gato cuando ella trata de señalarle algo significativo con su dedo (pone como ejemplo una nueva fotografía de sí mismo, la luna llena) invariablemente el gato mira la punta del dedo y lo olisquea, confundiendo completamente el gesto pedagógico.
La mitad de los trabajos de arte que me gustan no los he visto en vivo, es decir, soy como el gato dependiente del dedo que señala, y me pregunto si no confundo obstinada la punta del dedo que señala con el objeto referenciado, igual que el gato de Sedgwick.
Es una reutilización de la imagen budista de “el dedo que señala a la luna” y cito:
“The implication, of the finger/moon image is that pointing may invite less misundestanding than speech, but that even its non linguistic concreteness cannot shield it from the slippery problems that sorround reference.” (pg. 170 Touching Feeling)
“La implicación de la imagen dedo/luna es la de que señalar puede invitar a menores equivocaciones que el habla, pero incluso en su concreción no lingüística no puede escudarnos de los resbaladizos problemas que rodea la referencia” (Mi traducción)
Una resolución feliz al problema pedagógico de la luna y el dedo que señala, entre las infinitas resoluciones posibles, es que ambos son uno y lo mismo. Pero permaneciendo en la paradoja pedagógica de la producción e interpretación de documentos, que finalmente es la paradoja del la comunicación, del lenguaje mismo: las funciones corporales que se manifiestan en un “directo” son diferentes de las que se manifiestan frente a una reproducción. Lo pensaba cuando el otro día, en una performance de Trisha Brawn en el DIA Center, me emocioné hasta el punto de que se me llenaron los ojos de lágrimas. Lo cierto es que me pasa en el directo pero no con las reproducciones. Es un poco raro pensar que me voy a echar a llorar mirando una reproducción, no me ha pasado nunca, lo cual no quiere decir por supuesto que no me pueda pasar. Funciones como el movimiento, el olfato, etc. Y todo esto tiene que ver con la naturaleza del lenguaje y me lleva a la performance de Yael, que en el fondo trata de esto, de la voz como nexo entre el cuerpo y el lenguaje.
No quiero hablar de cuerpo, me chirría la palabra cuerpo, me aburre su abuso, así que no voy a volver a nombrarla mas que para decir que no, que no se trata del cuerpo sino de cómo en el caso de Trisha ir de habitación en habitación, del idioma particular en uso, del contexto activado, cualquier cosa menos someterme al vocablo normativizado, se trata del lenguaje como un suceso complejísimo de la comunicación.
Yael es una buena amiga de Jon Mikel que a su vez es muy buen amigo mío. Estuvieron juntos en Holanda. Él y yo hablamos por skipe y después de que Yael representara Learning To Imitate estuvimos comentando mucho este trabajo, ya no recuerdo “qué” exactamente, pero se convirtió en el tema recurrente al que volvíamos. Yo quería saber en qué consistía, tener una sensación de la performance, reconstruirla en mi cabeza, imaginarla.
Jon Mikel hizo unos dibujo para Yael, unos dibujos que representan su performance, son unos dibujos que no voy a colgar, de momento, para poder preservar la imaginación de la performance sin una imagen que medie entre nosotros y ella. Me mantendré en el texto.
Hace ya unos años de todo esto, mi memoria es muy selectiva y recuerda fragmentos. Había algo que me interesaba profundamente de la performance de Yael tal y como yo la imaginaba, le escribí en un e-mail:
… also I couldn’t see a way: What interested me most (one of the many things) about your performance (the fantasy that I have about it since I have not seen it) is the feeling that I have that it has a relation somehow with Butho. It is a powerful fantasy.
Es efectivamente una poderosa fantasía.
Hace unos meses vi en el BAM Happy Days, de Becket. Es una obra que me gusta especialmente. La conozco desde hace muchísimo tiempo, posiblemente desde cría, la he leído mil veces, en castellano primero, luego en inglés, en diferentes ediciones con diferentes fotografías en el libro. Me gusta mucho leer teatro, imaginarme la pieza. Las anotaciones sobre cómo, cuándo, etc. Finalmente cuando la vi representada se me desinfló. La realidad de un vivo y directo no hizo justicia a mi poderosa fantasía, construida tras años de imaginarla y releerla, de mirar las fotos de la mujer enterrada en su falda, con su paraguas. Muy posiblemente sería una representación mediocre, o tal vez no, pero ésta no es la cuestión, se trata sobre todo de no confundir el dedo y la luna, aunque ambos sean finalmente uno y lo mismo.
¿A dónde voy con todo esto? reflexión no articulada en la que veo el sentido de la posibilidad. El gato y el dedo señalando. El dedo señalando a la luna. Comprender, saber, darse cuenta, que dice Sedgwick. A donde voy es a señalar la complejidad del lenguaje, de la comunicación, de la memoria, de la inteligibilidad y hablando de ésta, de la norma como un posible requisito de inteligibilidad, de una determinada.
Quería hablar de paradojas, no he visto la performance de Yael y sin embargo me he quedado pegada a ella. Quise utilizarla como referencia en un taller que di en el MUSAC este verano pasado y tras pedir información a Yael terminé retomando Learning To Imitate y versioneándola, ella generosísima me la ofreció. No sé si saldrá algo de todo ello pero fue un placer, una excusa para prestar atención a la performance de Yael Learning To Imitate.